Todos los aficionados al cultivo de rosas, en algún momento se han propuesto plantar lavandas a los pies de sus rosas, para combatir a los pulgones.

Yo he de decir, desde mi experiencia, que no he notado gran diferencia, de tener o no tener, lavanda junto a mis rosales.
El efecto decorativo, si es interesante. Plantar lavandas a los pies de un rosal en pie o un rosal trepador, puede resultar muy vistoso, pues la ausencia de vegetación en la parte baja del rosal, la suplimos con el follaje y las flores de la lavanda.

Los setos de lavanda, pueden resultar de un gran impacto visual en plena floración, y el perfume en las horas cálidas del día embriagador… aires de provenza.

Las lavandas o espliego, son plantas propias de nuestros jardines mediterráneos. Es un semiarbusto perenne y ramificado, con hojas de color gris plata, con flores que van desde el color violeta, en la especie más pura, hasta el blanco.
Son especies que requieren riegos escasos, y no se deben abonar. Debido a sus aceites esenciales, no suelen ser atacadas por enfermedades.
Normalmente se suele recortar después de la floración, para su rejuvenecimiento.
En un jardín mediterráneo no debe de faltar. Al lado de un banco, en un paso, realizando un seto, o en la entrada de nuestro jardín, el resultado es muy especial.