Estamos comenzando el otoño, pero ya se está empezando a dejar sentir algo el frío. Algunos árboles, como el Melia Azedarach, nos está ofreciendo sus frutos, que además estarán visibles durante todo el invierno.
Este es un árbol muy común en jardinería, y es bastante apreciado por los jardineros debido a que cumple muchos de los requisitos que le podríamos pedir a unarbol melia, Cinamomo, Árbol santo,
Imagina una avenida llena de estos árboles, floreciendo en primavera todos a la vez, con ese perfume penetrante, pero agradable…sinceramente es maravilloso pasear debajo de estos árboles durante la primavera.
Sin duda es un árbol que es bastante agradecido, por eso tiene tanta aceptación entre los jardineros. A su floración exuberante y perfumada, debemos añadir sus frutos durante el otoño, y que duran gran parte del invierno, con lo que tenemos un árbol que presenta interés durante gran parte del año, eso no lo podemos decir de muchos árboles de hoja caduca.

Cuidados del Árbol Melia

A las ventajas ornamentales, hay que añadir que es un árbol bastante sencillo de cuidar y que prospera bastante bien en climas templados, como el nuestro.
Aguanta muy bien las altas temperaturas del verano, no en vano procede del Sur y Este de Asia, sin embargo unas temperaturas por debajo de 10 grados, no le sientan muy bien.
No es muy especial para los suelos, soportando casi todo: suelos arcillosos, calizos, salinos, y hasta con escasa humedad.arbol melia, Cinamomo, Árbol santo, frutos,
Lo que no soporta muy bien son los vientos, su madera es bastante frágil y se quiebra con facilidad, por eso no es un árbol muy adecuado para algunos lugares donde sople el viento con regularidad.
Las plagas más comunes, que le suelen atacar, son los pulgones, las cochinillas y los ácaros, nada que no se pueda solucionar con un insecticida sistémico, aunque si sólo tenemos un ejemplar, se puede intentar combatir con métodos más ecológicos.
Sus frutos son venenosos para las personas y para los animales, sin embargo no para las aves, por eso hay que mantener a los niños alejados de sus frutos, que cuando caen pueden resultar un juguete en sus manos, pero peligroso si lo ingieren.

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